La educación especial es hija de la desintegración y la exclusión. Quizá por ello esté costando más resistencia la integración en educación especial que la inclusión en la escuela regular.

La desintegración escolar de principios de siglo fue un proceso gradual, a la inversa de lo que ha sido la integración gradual a finales del mismo.

En el mundo se están dando normativas para que las escuelas sea inclusivas, Europa, Estados Unidos, Canadá se están dando avances significativos. Y en América Latina, el tema es más lento, algunos países latinos cuentan con menor resistencia que otros, pero aún hay mucho que debe hacerse y darse a conocer, para evitar la segregación.

El derecho a la educación en ocasiones es limitado para las personas con discapacidad, lo cual tiene repercusiones que son fáciles de prever. Cuando se reconoce que la educación es la puerta de entrada para lograr la inclusión en otras áreas, como la social y la labora, se puede entender su importancia.

Hemos escuchado por mucho tiempo el término de la Integración Educativa, que se entendió únicamente como el hecho de que los alumnos y las alumnas con discapacidad asistan a la escuela regular, sin que esto implique cambios en la planeación y organización de la escuela a fin de asegurar su participación y aprendizaje, sino únicamente su presencia.

La inclusión educativa se entiende como: una búsqueda incesante de mejores formas de responder a la diversidad. Se trata de aprender a vivir con la diferencia y de aprender a capitalizar las experiencias derivadas de las diferencias.

La inclusión educativa es ofrecer las mismas oportunidades de participación que tienen los otros niños, también los mismos derechos y obligaciones.

Por lo cual la inclusión se hace referencia al proceso a través del cual la escuela busca y genera los apoyos que se requieren para asegurar el logro educativo no sólo de los alumnos con discapacidad, sino de todos los estudiantes que asisten a la escuela.

La discapacidad puede ser de tipo sensorial como sordera, ceguera, baja visión, sordoceguera, de tipo motor o físico, de tipo cognitivo u otras discapacidades caracterizadas por limitaciones significativas en el desarrollo intelectual y en la conducta adaptativa.

Tal vez haya diferencias en cuanto a la calidad, la cantidad y la velocidad de los aprendizajes que reciben; sin embargo es cierto que mejoran mucho su comportamiento cuando logran integrarse en los grupos escolares.

La función más importante del instructor es enseñar a todos los niños, incluido aquél con alguna discapacidad, lo cual exige gran compromiso e interés por asumir el reto de descubrir cómo organizar las actividades de aprendizaje acorde con las características de los alumnos.

Todos los niños necesitan potenciar sus capacidades y ser incluidos socialmente.El juego es la expresión típica de la construcción de la inteligencia. Por medio del juego, el niño representa lo que ve y entiende del mundo. La imaginación da paso a la creatividad.

El maestro o instructor debe anotar los avances y sus observaciones acerca de todo el grupo y en forma particular, del niño con discapacidad motriz, lo cual le ayudará a repetir alguna actividad con menos niños y los apoyes con ejemplos más claros, con material didáctico de fácil manejo y actividades más sencillas.

El alumno con discapacidad motriz debe ser incluido en todas las actividades planeadas para el grupo. Lo importante es que se sienta aceptado, integrado y reconocido.

El alumno con discapacidad motriz puede participar escribiendo los puntos alcanzados por los jugadores, dando señal de salida en competencias de carreras, deteniendo la cuerda para brincar, etc. Lo importante es no dejarlo fuera.

Adecuaciones en las instalaciones.

Los alumnos con discapacidad motriz requieren un poco más de espacio para moverse y trasladarse de un lugar a otros.

  • El ancho de la puerta debe ser de 90 cm por lo menos
  • Mantener el piso del aula libre de obstáculos, en especial el trayecto entre la puerta y la mesa del alumno, con el fin de disponer de espacios suficientes para los andadores, bastones o sillas de ruedas.
  • Colocar una barra en la parte inferior del pizarrón, así como alrededor del aula, para que el alumno con problemas de equilibrio se traslade y detenga mientras escribe en el pizarrón.
  • Baños adaptados.
  • Construcción de rampas, instalación de ascensor, elevadores de escaleras, plataformas elevadoras, etc.

Evaluación

Es injusto evaluar al alumno con discapacidad motriz aplicando los mismos criterios que con el resto de sus compañeros, ya que ello le hará sentir que por más que se esfuerce nunca conseguirá experiencias de éxito, con lo cual se bloquearán las actitudes positivas hacia el aprendizaje. Por lo cual se recomienda:

  • Evaluaciones formativas y continuas en lugar de evaluaciones acumulativas.
  • Evaluaciones cualitativas más que cuantitativas
  • Evaluación de todos los contenidos. No solo la cantidad de conocimientos adquiridos, sino también cómo aplica ese conocimiento en actividades de la vida diaria y su actitud hacia el aprendizaje.

Mitos o etiquetas que se deben eliminar.

  • La discapacidad motriz es una enfermedad. La discapacidad motriz no es una enfermedad, es una condición de la persona.
  • Los alumnos con discapacidad motriz son ángeles. Los alumnos con discapacidad son niños, niñas que requieren apoyos específicos para continuar aprendiendo y participar en todas las actividades escolares.
  • Los alumnos con discapacidad motriz merecen compasión y lástima. Los alumnos con discapacidad no necesitan compasión ni lástima; por lo tanto, no hay que sobreprotegerlos ni devaluarlos; uno u otro extremo conlleva a la discriminación.
  • Los alumnos con discapacidad motriz no pueden participar en la clase de educación física. Siempre habrá una adecuación y un rol para que el alumno con discapacidad participe.
  • Si un alumno con discapacidad motriz está integrado al grupo, la calidad de la educación disminuye. Por el contrario, el hecho de tener un alumno con discapacidad en el grupo exige mayor calidad en la enseñanza.