Para todo padre es importante que su hijo a medida que va creciendo pueda ir desarrollando destrezas físicas, mentales, sociales y que se sientan bien consigo mismo, de modo que puedan superar algunas dificultades que se les presenten y aprendan a tomar buenas decisiones. Los niños con espina bífida e hidrocefalia presentan algunas dificultades que no les permite el buen desarrollo de las habilidades antes mencionadas. En el siguiente artículo, se desarrollará el tema de la música como influencia en la actividad cognitiva-sensorial en estos los niños, de manera tal que los padres puedan ser orientados a utilizar este tipo de terapia.

La música es comúnmente definida como un lenguaje universal, por lo tanto está relacionada íntimamente a nuestras emociones, muchos hablan de la forma como se transportan a ciertos lugares cuando escuchan algunas melodías. Es así entonces, que la música puede tener mucha influencia en nuestra mente y aún en nuestro cuerpo. Cuando existe esta falta de comunicación, la música puede servir de puente para que esa comunicación fluya. Este puente puede llegar a transformar cualquier situación, pudiéndose así lograr mejorar y a estimular la parte afectiva y conductual del niño, la comunicación, reforzar la autoestima, el desarrollo de la expresividad y la sensibilización afectiva-emocional (Cuevas, G.).

Por este motivo, se hace muy relevante rodear al niño en un ambiente musical controlado que le ayude a desenvolverse y le proporcione una experiencia sensorial en donde se pueda desarrollar emocional, cognitiva, psicológica y socialmente. Algunos niños con espina bífida e hidrocefalia tienen problemas de aprendizaje, tales como dificultad para concentrar su atención, percepción y movimiento, dificultad en la toma de decisiones y memorización. Estos conflictos pueden ser muy bien abordados a través de la música y poder así ayudarles a desarrollar con más facilidad esas habilidades. Una estimulación temprana de los sentidos facilitará la reeducación y recuperación de aquellas dificultades que se puedan presentar en este caso, cuanto más temprano, mejores serán los resultados esperados.

La estimulación debe ser abordadas en diferentes vertientes, tales como: actividades de producción sonora, relacionadas con: juegos sonoros, discriminación de instrumentos musicales, voces y naturaleza a través de audiciones, relacionar lo escuchado con imágenes, desarrollando así su concentración percepción y memorización; interpretación de canciones vocalmente e instrumentalmente, utilizando instrumentos de percusión menor, realizar diálogos rítmicos-melódicos, con letras de canciones que le ayudarán al proceso de comunicación, con su propia escucha retroalimentando su propia identidad, de esta forma estimulamos también, la atención y la memoria. Otra vertiente es el movimiento, ya que la música es movimiento. En las actividades mencionadas anteriormente podemos utilizar el movimiento en la manipulación de los instrumentos musicales, en posturas de las extremidades superiores de acuerdo a la canción o la audición que en ese momento se esté realizando, pudiendo desarrollar su orientación espacial, diferenciar la izquierda de la derecha, arriba y abajo, adelante o atrás.

En la parte social y afectiva, sería muy positivo que estas clases musicales fueran grupales en donde los niños puedan interrelacionares en un ambiente social lo más normal posible, en donde se pueda sentir lo suficientemente cómodo para desarrollarse socialmente.

Autora: Mg. Kiriat Rodríguez

Bibliografía

Blog de SALUD-PSICOLOGIA. http://www.campusdigital.com/blog/salud- psicologia/musicoterapia-clinica-en-discapacitados-motores.aspx

Cuevas, G. Música y Emociones. https://lamenteesmaravillosa.com/musica-y- emociones/

Moreno, J. (1995). Musicoterapia en Educación Especial. Universidad de Murcia.